La misa humana (Poesía teatralizada)
Ediciones Diógenes-Galerna, Mendoza-Buenos Aires, 1998.
(Ver Audiovideoteca, Opiniones y Teatro)
 
 

Del texto de la contratapa
Poesía en conversación. Misa al revés.
Rodolfo Braceli hace conversar a sus poemas a través de las voces del Hombre, la Mujer y la Soberana Loca, y así concibe una misa al revés. Misa singular, carnal, sensual, en la que se reivindica el sentido de los cinco sentidos tan postergados, tan olvidados, tan cancelados, tan desmayados.
Aquí los pecados se vuelven mandamientos y los mandamientos se vuelven pecados. Y los santos son desesperados intensos pecadores que tratan de salvarle la vida a la Vida.
En esta ceremonia palpitante hay reflexión, hay emoción, hay humor. Los olores de la comida y las fragancias del vino flamean prepotentes. La saliva es un lenguaje y la piel hace que el latido se ponga pulso. Uno de los pecados graves se anuncia así: Pecado mortal es no tocar al prójimo y al próximo. Es besar de la boca para afuera. Pecado muy mortal es dejar para mañana el pecado que podemos pecar hoy.
El autor se atreve a todo. Por empezar, no se resigna a que la poesía sea sectario patrimonio de unos pocos. Desde este libro construye una desatada ceremonia en donde también hay un apocalipsis, pero al revés. Nos propone nada menos que vadear el eterno exilio. ¿Para qué? Para que el sol no nos pierda la memoria. Para desactivar el pecado original, mejor dicho: para volver a vivir el pecado original, pero ahora sin culpa, con goce y conciencia.

 
   
 
OPINIONES
 
 

ANDRÉS CÁCERES
(Los Andes, 18/4/1999)
 “De estilo agudo, cortado, la poesía de Braceli es festiva, dionisíaca y jubilosa. Periodista de pura cepa y escritor apasionado, se dirige aquí a ese hombre anestesiado, aletargado, inerme, confundido todavía por cierta prédica medieval y lo incita, desde la desnuda sencillez de sus versos, a vivir de verdad, a gozar cada instante, que es precioso y único.. Su invitación es perentoria, de una urgencia ontológica; pero no se trata de una conducta cualquiera sino de un vivir intenso, considerada la intensidad como valor humano imponderable, sin el cual el hombre pierde su majestad, su condición de tal. Con la valentía del poeta que quiere modificar la realidad, se vale de temas de hoy y de siempre, pero lo hace con trompetería moderna, rebasando géneros, llevando al verso la teología del amor carnal y una poética idea de inmortalidad.”

VÍCTOR HUGO MORALES
“La Misa Humana empieza por ser un libro de fascinante lectura que me sacudió con la propuesta de nuevas oraciones, pecados y mandamientos, y ahora resulta en un espectáculo cautivante que invita a vivir, que enseña a vivir, que ayuda a vivir.”